Pilares de la Terapia Gestalt

[cmsmasters_row][cmsmasters_column data_width=”1/1″][cmsmasters_text]

Responsabilidad

La Responsabilidad entendida como tomar las riendas de tu vida, no como una carga o una exigencia ligada a la culpabilidad.
La culpa viene de alguien externo, de un mandato que hemos introyectado, tragado y que nos dice que las cosas han de ser de una determinada manera. Al no hacerlo de esa manera que supuestamente es “la correcta” nos sentimos insuficientes y carentes.

La responsabilidad nos hace ser más libres, aunque suene paradójico es así. Responsabilizarnos no solo de nuestros actos, sino también de lo que sentimos, de lo que pensamos, de nuestras sensaciones corporales.
Ser responsable también implica reconocer como culpabilizo al de al lado de lo que ocurre en mi vida, y al tomar conciencia de esto automáticamente me hago responsable y tomo fuerzas para afrontar el cambio.
La responsabilidad tiene que ver también con ser congruente, poner atención a las emociones, sensaciones y pensamientos, observar posibles disonancias y hacernos responsables de ellas, tomarlas como propias.

Darse cuenta

El Darse Cuenta es poner luz donde hay oscuridad. Desde pequeños aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo de una manera concreta que asumimos como propia y que reconocemos. Esta manera de relacionarnos es como una careta en la que nos escondemos de nosotros mismos.

El darse cuenta en la terapia Gestalt se entiende como un cambio de mirada en la vida. Es una mirada hacia al interior, una invitación a la auto-observación que te lo llevas a todas partes.
En el ejercicio de darse cuenta es importante la figura de un maestro/terapeuta/acompañante para poder mirar donde está lo oculto. El cuento de Nasrudín es muy gráfico, lo voy a contar para aclarar este tema.

Nasrudín había perdido las llaves y las estaba buscando en la calle bajo la luz de una farola.
Un vecino se acercó a él y le pregunto ¿que haces?
Busco las llaves que he perdido, contesto.
Al no encontrarlas por ningún sitio el vecino preguntó ¿Donde las has perdido?
En mi casa.
Y entonces… ¿porqué las estas buscando aquí?
Porque aquí hay luz y mi casa esta muy oscura.
Así como Nasrudín buscamos donde vemos, ahí es donde entra el terapeuta quien acompaña a la persona a lugares no conocidos y que son necesarios explorar para poder encontrar nuestras llaves.
Realmente nuestra máscara es realmente astuta y nos confunde fácilmente. De ahí la necesidad de un acompañante que nos ayude a darnos cuenta de lo que no podemos ver por la propia ceguera de nuestra máscara, de nuestra coraza, de nuestro carácter que es la manera que tenemos de ver a los demás y de vernos a nosotros mismo, que hemos desarrollado de niños y nos lleva acompañando toda la vida.
En terapia Gestalt se hace hincapié en esta careta. Darse cuenta desde el adulto que somos: como con nuestra manera de relacionarnos nos alejamos de nuestra propia esencia. Darnos cuenta de esto nos acerca a encontrarnos con nuestros propios deseos.

El aquí y ahora.

El aquí y el ahora es lo que es real y donde podemos actualizar y poner en acción, donde y cuando sentimos, pensamos y experimentamos. De niños vivimos en el presente, van sucediendo sucesos y pasan de uno a otro con ligereza, a lo largo del día pasan por diferentes estados emocionales y viven cada uno como un momento nuevo e intenso. De adultos podemos estar enfadados por lo que ocurrió hace un mes ya que por lo que sea quedó sin resolver, con lo cual vivimos en el pasado. O lo mismo ocurre con el futuro, anhelando algo que no llega, o con miedo a lo que puede llegar a pasar. Y así alimentamos el presente con lo que no está, que llegará. ¿Y donde se queda el presente? El presente pasa, la vida se va pasando. Aunque esto parezca evidente y obvio pocas veces actuamos, pensamos o sentimos desde el puro presente.

La terapia Gestalt tiene este pilar fundamental porque sin el aquí y el ahora no hay movimiento ni cambio. Se utiliza todo lo que ocurre en el presente para que la experiencia también pueda pasar por el cuerpo, no solo por la mente.
Ya se sabe, gracias a las investigaciones de Carl Rogers (uno de los fundadores de las terapia humanista), que las terapias son efectivas cuando ocurre una integración corporal, cuando la información también tiene una implicación corporal y energética.
En definitiva, el verdadero aprendizaje lo tenemos en el día a día. Y la terapia Gestalt ofrece acompañamiento para hacerte responsable, tomar conciencia y vivir aquí y ahora con lo que hay, con lo que es evidente.

[/cmsmasters_text][/cmsmasters_column][/cmsmasters_row]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.